A pesar de que la transposición de la directiva europea de eficiencia energética 2012/27/UE sólo obliga a realizar una auditoría energética cada cuatro años, se pretende aprovechar su efecto catalizador para definir una cultura energética basada en la esencia de la ISO 50.001.
De esta manera las empresas serán capaces de conocer su estado de situación energética y detectar cuándo se alejen de su hoja de ruta/objetivos definidos.